miércoles, enero 22

Europa quiere cortar los lazos energéticos que la unen a Rusia

La guerra en Ucrania sigue su curso y a las sanciones económicas se suman ahora movimientos que están convirtiendo a Rusia en un estado paria, con un rublo que se desploma. A los cierres de espacios aéreos y los boicots de grandes tecnológicas, se unen también las rupturas de gigantescos acuerdos comerciales con las principales empresas rusas del sector energético. Esto tiene ramificaciones impredecibles.

Empresas como BP y Shell han anunciado que se retirarán de sus joint ventures y proyectos con gigantes rusos como Gazprom y Rosneft. Shell abandonará su participación en el proyecto del gasoducto Nord Stream 2 y en otros acuerdos valorados en 3.000 millones de euros en 2021. Por su parte, BP se deshará de su participación del 25% en Rosneft, por un valor de 25.000 millones de dólares. Otras compañías como TotalEnergies, Exxon y Equinor también han anunciado la suspensión de nuevas inversiones o el abandono de sus posiciones en Rusia. Aunque algunos gigantes estadounidenses, como Chevron, por ahora solo han dicho que monitorizan la situación.

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