martes, junio 17

Mounjaro promete una pérdida de peso excepcional

La industria farmacéutica perseguía un fármaco para bajar de peso seguro y eficaz como lo era El Dorado. Décadas más tarde y tras numerosos intentos fallidos, aparecieron la semaglutida y la tirzepatida, más conocidas por sus nombres comerciales Ozempic y Mounjaro. El primero, del laboratorio Novo Nordisk, se convirtió rápidamente en uno de los fármacos más demandados en España, con legiones de pacientes viajando de farmacia en farmacia debido a su gran demanda. El segundo, de la farmacéutica Lilly, aún no estaba disponible en el país. será desde el 1 de julio y se convertirá en una alternativa más potente que la anterior.

Como su principal competidor, Mounjaro llega a las farmacias como tratamiento contra la obesidad y la diabetes tipo 2. Y lo hace en un formato similar al Ozempic o Wegovy, una inyección semanal que sólo se puede obtener con receta médica, control médico y sin financiación pública. El laboratorio Lilly ha preferido salir al mercado antes que luchar por la entrada en la cartera pública de tratamientos, aunque está en conversaciones con el Ministerio de Sanidad. Y a diferencia de NovoNordisk, que sólo pidió financiación para pacientes con diabetes, también lo hará para la obesidad, según confirmó la compañía a ABC.

El nuevo fármaco estará disponible en el mercado en dos dosis de 5 y 10 miligramos a un precio de entre 271 y 358 euros al mes, respectivamente. Es un poco más caro que Ozempic, cuyas inyecciones mensuales parten de 140 euros, pero es «competitivo», según afirmó José Antonio Sacristán, director médico de Lilly, en el momento del lanzamiento del fármaco. También ha explicado que por el momento Mounjaro no se comercializará en España en su versión de 15 miligramos, la dosis más eficaz. «Creemos que las presentaciones que se comercializan cubrirán el tratamiento de la mayoría de los pacientes», afirmó.

La dosis más alta de Mounjaro, 15 miligramos, aún está por llegar a España, al menos no de momento. José Antonio Sacristán, director médico de Lilly, justificó este lunes durante la presentación de su nuevo fármaco que las presentaciones de 5 y 10 mg. que saldrá a la venta cubrirá el tratamiento de la mayoría de los pacientes.

Lilly se preparó para afrontar la gran demanda y los problemas de escasez que tenía su predecesora. Se triplicó la capacidad de producción de todas las fábricas y se crearon otras nuevas. En un año, la llegada de Mounjaro ha supuesto la creación de cien nuevos puestos de trabajo directos para entrar en el negocio de la obesidad, afirma la farmacéutica.

«No apto para uso cosmético»

Si la semaglutida supuso una revolución en el tratamiento de ambas patologías, la tirzepatida (Mounjaro) supone un paso adelante, afirmaron ayer representantes de las sociedades científicas implicadas: la Sociedad Española de Endocrinología, Diabetes, Obesidad y Medicina Interna. Pero viene con una advertencia: “No está destinado a uso cosmético. A quienes no son obesos, este fármaco no les hará ningún favor y puede provocar efectos hormonales no deseados a largo plazo», advierte Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad.

Al igual que Ozempic, el tratamiento sólo está destinado a personas que no pueden controlar su diabetes y obesidad con medicamentos convencionales o con cambios en el estilo de vida, ya sea una mejor nutrición o ejercicio.

¿Por qué es superior?

Mounjaro también reduce el apetito, mejora la saciedad, retrasa el vaciamiento gástrico y aumenta la producción de insulina para perder peso y controlar la glucosa, al igual que su competencia. Pero actúa sobre dos receptores hormonales diferentes: GLP-1 y GIP, lo que potencia su acción y favorece la tolerancia al fármaco. Si hay pacientes resistentes a los fármacos semaglutida, tendrán una nueva opción terapéutica.

Su mecanismo de acción reduce el exceso de grasa, incluida la grasa visceral, que se acumula alrededor de la cintura. «Este es un indicador que nos muestra que no sólo se pierde peso, sino que realmente se pierde grasa», explica Javier Escalada, presidente de la Fundación de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Y lo consigue antes que otros fármacos.

Hasta 23,6 kilos

En personas con diabetes tipo 2, los resultados son más sorprendentes. Más del 90% de los diabéticos consiguen el control y la normalización de la glucosa en la mitad de los casos tratados. «No podemos hablar de cura porque la diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica, pero sí podemos hablar de revertirla», afirma Escalada.

En cuanto al peso, se observaron pérdidas de hasta el 22,5%, lo que traducido en kilogramos alcanzó los 23,6 kg por año, y cuatro de cada diez pacientes tratados lograron perder más de 25 kilogramos, cifras similares a las que se logran mediante la cirugía bariátrica. La pérdida de peso promedio fue de 12,4 kg. frente a los 6,2 kg con semaglutida/Ozempic, además de reducir los niveles de colesterol y la presión arterial.

Efecto rebote y otros problemas

Al igual que otros fármacos similares, los efectos secundarios también son similares. Las principales son las molestias estomacales (náuseas, diarrea, estreñimiento…), que suelen desaparecer con el tiempo y mejoran si se toman gradualmente, empezando por la dosis más baja.

Tampoco está libre del llamado efecto rebote de Ozempic, aunque los médicos insisten en que más que un efecto rebote, es un fármaco diseñado para enfermedades crónicas. Si dejas de tomarlo, su «magia» desaparece.

Otra mala noticia es que la pérdida de grasa visceral va acompañada de una pérdida de masa muscular, como ocurre con otros tratamientos similares, que debe contrarrestarse con un mayor consumo de proteínas y actividad física, explicaron los expertos. Sólo existen tres contraindicaciones claras para tomarlo, aunque esté indicado en diabetes y obesidad: embarazo, pancreatitis pasada o antecedentes familiares de carcinoma medular de tiroides. Este es un tumor raro que no está relacionado con el cáncer de tiroides más común.

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