
Dominique Wilkins fue uno de los iconos del baloncesto de las décadas de 1980 y 1990. Sus impresionantes mates decoraban carpetas y paredes de muchos aficionados. Aunque nació en París hace 64 años, este delantero estadounidense simbolizaba el mundo de fantasía que representaba la NBA en aquellos años. Durante 12 temporadas con los Atlanta Hawks (1982-1994) y un total de 15 en la liga, Wilkins compitió ferozmente con Michael Jordan por el dominio en los concursos de mates. En 1985, derrotó a Jordan en dicho concurso y repitió la hazaña en 1990. Era un jugador con una capacidad increíble para saltar y machacar el aro.
“Éramos Jordan y yo, compitiendo entre nosotros”, recuerda Wilkins, quien se encuentra en España para participar en la Final Europea Junior de la NBA en Valencia, donde compiten 12 equipos formados por algunos de los mejores jugadores de 15 años de Croacia, Inglaterra, Italia, Lituania, Holanda y España. “Lo que hacíamos en los concursos de mates era lo mismo que hacíamos en los partidos. No era algo en lo que tuviéramos que trabajar especialmente. ¿Quién era mejor? Éramos diferentes en nuestra forma de enfrentar la canasta. Jordan volaba, era un planeador. Yo machacaba con toda mi fuerza. Para mí, un mate era una forma de motivar al público y a mi equipo. Si lograba una jugada espectacular o un gran mate al inicio del partido, eso motivaba a mis compañeros a jugar duro y a la afición a apoyarnos”.
Wilkins vivió una época dorada en la NBA, compartiendo cancha con leyendas como Jordan, Magic Johnson y Larry Bird. Sin embargo, no se inclina por señalar a uno como el mejor de todos los tiempos. “No creo en un solo jugador. Hay varios que han marcado una época. Mira a Bill Russell, que ganó 11 anillos con los Boston Celtics. ¿Y Wilt Chamberlain? Es sorprendente que no se hable más de él como uno de los mejores, por cómo dominaba el juego. No creo en el concepto de mejor jugador de todos los tiempos, porque muchos fueron grandiosos”.
Actualmente, Wilkins sigue vinculado a los Atlanta Hawks, donde es vicepresidente de operaciones. Desde esa posición ha visto cómo el juego ha evolucionado hacia un estilo más físico y rápido, y cómo los jugadores europeos han ganado protagonismo en la NBA. “Hoy los jugadores tienen más libertad de movimiento gracias a la mejora física, hay mucho pick and roll y tiros en salto, especialmente triples. El baloncesto en Estados Unidos ha aprendido de Europa, cambiando su perspectiva sobre el estilo de juego”.
Wilkins también fue pionero al jugar en Europa con el Panathinaikos (donde ganó la Euroliga en 1996) y el Fortitudo Bolonia. “Quería hacer algo diferente”, recuerda. “Visité Grecia y me encantó, así que cuando tuve la oportunidad, fui allí. Hicieron que valiera la pena”.
Este conocimiento del talento extranjero ha llevado a los Hawks a seleccionar a Zaccharie Risacher, un delantero francés de 2,08 m nacido en Málaga, como su elección número uno en el draft. “Hemos elegido la mejor opción”, afirma el exjugador.
Wilkins advierte que “el resto del mundo tendrá que jugar muy bien” para tener alguna posibilidad de derrotar al Dream Team liderado por LeBron James y Stephen Curry en los Juegos Olímpicos de París. Mientras tanto, observa el talento joven en Valencia y asume la responsabilidad de aconsejar a las nuevas generaciones, además de ser juez en concursos de mates, recordando aquellos tiempos en los que competía junto a Michael Jordan.