domingo, septiembre 8

Desigualdad y Salud en Latinoamérica: Desafíos y Soluciones

Concentración de Riqueza y Desigualdad

Contrario a la tendencia observada hasta finales del siglo XX, las últimas dos décadas han mostrado una creciente concentración de la riqueza en manos de unos pocos, situando a Latinoamérica y el Caribe (LAC) como la región más desigual del planeta. Esto tiene profundas repercusiones en la salud y el bienestar de la mayoría de sus habitantes.

En LAC, la riqueza de los dos hombres más ricos ha aumentado en un 70 % desde el inicio de la pandemia, alcanzando un valor equivalente a la riqueza combinada de la mitad más pobre de la región, unas 334 millones de personas, según el informe Econuestra de Oxfam. Por ejemplo, el patrimonio del empresario mexicano Carlos Slim, que supera los 100 mil millones de dólares, es el doble de la inversión anual en salud en México. Esta concentración no es casualidad, sino el resultado de una estrecha colaboración entre el poder económico y político en la región.

En países como Ecuador, los gobiernos han institucionalizado intereses privados en la política de salud y nutrición, permitiendo a las empresas promover sus marcas y dictar estrategias contra la desnutrición infantil. El gobierno de Daniel Noboa, heredero del imperio empresarial de Álvaro Noboa, ha fortalecido esta estructura. En mayo de este año, su partido presentó un proyecto de ley que otorga beneficios fiscales a entidades privadas que desarrollen proyectos relacionados con la desnutrición infantil.

Desigualdad Económica y Desigualdad en Salud

Desde la perspectiva de los determinantes sociales de la salud, la monopolización de los recursos por las élites políticas y económicas tiene un impacto significativo en la salud de la población. El control de los recursos por estas élites significa que una gran parte de la población latinoamericana y caribeña no participa en la toma de decisiones sobre políticas y programas de salud, ni puede exigir una rendición de cuentas adecuada.

Epidemiológicamente, la región enfrenta un escenario complejo con un aumento de enfermedades no transmisibles (ENT). Se estima que las enfermedades cardiovasculares y los cánceres causan más del 82 % de todas las muertes, comparado con un 10 % por enfermedades transmisibles y un 8 % por lesiones. Además, factores de riesgo como el sobrepeso y la obesidad han aumentado, con más de la mitad de los hombres (53 %) y mujeres (61 %) en edad adulta presentando sobrepeso. Un estudio en cinco países de la región encontró que la tasa de mortalidad por ENT es mayor en países de bajos ingresos, como Nicaragua y Honduras.

En un contexto de desigualdad, no es sorprendente que la población con menos recursos sufra las consecuencias más graves. Unicef estima que cinco millones de niños en LAC sufren de pobreza alimentaria infantil, y la tasa de mortalidad infantil en la región es cuatro veces mayor que en los países de ingresos altos. Otro estudio reciente muestra que en países como Bolivia, Guatemala, Colombia y Paraguay, la mortalidad infantil es entre tres y cinco veces mayor en hogares del quintil de riqueza más bajo, en comparación con hogares del quintil más alto.

Salud Más Allá de los Servicios Médicos

Durante décadas, los investigadores de la salud pública en LAC han documentado las inequidades en salud. Sin embargo, con pocas excepciones, estos esfuerzos no han logrado establecer principios de equidad en las políticas y programas de salud a nivel nacional y regional. Las iniciativas como la atención primaria en salud o la cobertura universal se basan en gran medida en un modelo biomédico más curativo que preventivo. Esto contribuye a que LAC sea considerada una de las regiones con un robusto “mercado hospitalario”, con más de 20.000 hospitales.

A pesar de este robusto sistema hospitalario, los presupuestos de salud en la región están agobiados por demandas predecibles, como la falta de agua potable y saneamiento, lo que perpetúa enfermedades transmitidas por vectores y otras enfermedades infecciosas. En 2017, una de cada cuatro personas en áreas rurales y una de cada ocho en áreas urbanas no tenía acceso a saneamiento básico.

Hacia la Equidad en Salud

Enfocarse exclusivamente en la prestación de servicios médicos impide que los planes de salud pública en LAC sean más estructurales y multisectoriales. Para reducir la inequidad en salud, es necesario reducir la inequidad económica. Como sugiere Oxfam, uno de los pilares para construir sociedades más equitativas es que las personas más ricas contribuyan más a través de sus impuestos y que se eliminen los esquemas opacos como los paraísos fiscales.

La creciente desigualdad social en LAC requiere esfuerzos concertados. La experiencia dolorosa de la pandemia del COVID-19 y el calentamiento global demandan respuestas inmediatas e integrales. Es urgente que los gobiernos nacionales, entes regionales y organizaciones de la sociedad civil unan esfuerzos para avanzar hacia una sociedad más equitativa. Un primer paso es que las poblaciones de grupos históricamente marginados (por ejemplo, de bajos ingresos, que viven en zonas rurales, indígenas, afrodescendientes) participen activamente en la toma de decisiones sobre políticas y programas dirigidos hacia la equidad en salud.

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