sábado, julio 27

El juez considera probable que Cristina enviara a su hija Yaiza para vengarse de su padre y descartar la confusión mental

Culpable de un asesinar con alevosia. Por unanimidad. Es el veredicto del jurado en contra. cristina, la mujer que, el 31 de mayo de 2021, conoció a Yaiza, de 4 años, con hija en Sant Joan Despí (Barcelona) y luego intentó suicidarse. Tampoco lo logró. Lo hizo, según considerado probado el tribunal del jurado, para vengo de su expareja y padre de la pequeña, Sergio. Descartan así, como señaló su defensa, que cometiese el delito afectado por un trastorno mental o por un dolor insuperable. Se mostró a favor, incluso por unanimidad, hasta el punto de que aplicó un atenuante, la confesión analógica porque fue retenida, admitió los errores y además facilitó las claves telefónicas a los investigadores.

El fiscal, Félix Martín, mostró su inconformismo, ya que este aspecto podría implicar una posible corrección de la sentencia. Tanto el Ministerio Público como la acusación particular que pide Cristina prisión permanente revisable. Sus abogadas pedían su absolución, a la expresión de que la madre no estaba en sus cabales cuando dio a luz a la pequeña. El juez descartó estas posibilidades antes mencionadas, basándose no sólo en el dictamen de los peritos forenses, quienes señalan que la mujer sabía lo que tenía y ahora sufre una fuerte depresión; si, incluso en esto Cristina ha estado planeando la estupidez a lo largo de los meses..

Esto confirmará las búsquedas realizadas desde tu teléfono móvil. Primero comencé con las aventuras amorosas, porque quería volver con su expareja, que había iniciado una nueva relación con otra mujer. Luego informé a los farmacéuticos -ella trabajaba en la tienda de una clínica en Barcelona- y a los suicidas sobre la sobredosis. Tras ello, sobre asesinatos de menores a manos de sus progenitores o parejas de éstos, como el caso de Gabriel Cruz, o los de José Bretón o Tomás Gimeno.

Entonces, temeroso del crimen, llevó a su hija a andar en bicicleta y luego a cenar a un lugar de comida rápida. Regresaron a casa y, ya en la habitación, le administraron dos sedantes a la pequeña. yaiza. «Ante la verdad que no se había conseguido ningún efecto», señaló esta tarde el portavoz del abogado, «decidí asfixiarla». La pequeña se dispersó e incluso intentó defenderse. Ambas estaban solas. La abuela materna había abandonado la casa donde vivían los tres juntos la mañana del 31 de mayo. Por lo que el juez también consideró probada la circunstancia agravante alevosía.

Después de matar a su hija, Cristina hizo varias llamadas. Primero al colegio de la pequeña, para avisar que no asistiría a clase. Luego a su propio trabajo, para explicar que pronto se sentiría bien. Después de subir la calle para caminar hasta el árbol, al regresar a casa tomó alrededor de 90 pastillas, según su relato, para intentar acabar con su vida.

Fue el padre del niño, que compartía la custodia con él en semanas alternas, quien, alertado tarde, llamó a su hijo materno, porque yaiza No lo había oído en la escuela. La madre de Cristina, al volver a la vida, se encontró en la habitación con el corazón de su hija y su nieta. Pensé que esas personas estaban muertas, pero al final se pidió al Servicio de Emergencias Médicas (SEM) que reanimara a la diatriba que, en el mismo barrio, había abandonado. varias tarjetas de envío y contiene medicamentos vacíos.

En base a estas misivas, el jurado también consideró probable que la intención de la mujer de matar a la pequeña fuera el devenirerse del padre. En el momento en que Sergio dirigía, ya fuera de la sala, escribió: «El culpable de todo esto. Gracias». Por dentro: «Aquí guardas lo que necesitas, porque has conseguido que yo pueda calmar mi vida, sin embargo Vete a llorar la muerte de mi hija, de tu hija Yaiza.» o «gracias por poder aparearte con mi hija».

Durante su declaración, la burra confesó que había cometido el crimen porque tenía miedo de perder a la niña; a lo que salió a quejarse, y acusó a su pareja de ser excesivamente controladora, y de pretender estar aparte de la criatura de la familia materna. También pidió perdón y pidió perdón, pero al final el tribunal descartó que la acusada se moviera por un miedo insuperable, o por haber tenido sus facultades mentales deterioradas. Alineada así con la tesis que defiende tanto el fiscal como la abogada de la acusación particular, aquí Mireia Gómez, durante la primera sesión del juicio señaló: «La maldad existe y no tiene género. Intenta buscar una explicación psíquica o psicológica. Tenemos que aceptar que a veces actuamos sin piedad contra otras personas, pero la realidad es cruel. Mucha gente antepone el amor al amor por sus propios hijos».

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