sábado, julio 27

Grecia responsabiliza de la tragedia a nuevos supervivientes del naufragio del ‘Adriana’

Jugo junto al naufragio del pescador. Adriana, uno de los peores desastres marítimos de la última década en el Mediterráneo, comenzó este martes en un tribunal de Kalamata, Grecia. Los nuevos supervivientes permanecen en prisión ya que resultaron heridos en vida junto a otras 96 personas. El Tribunal Fiscal acusa a los responsables de la enajenación del Adriana, y más para cada una de las distintas cadenas perpetuas. Los ex pescadores comenzaron el 14 de junio de 2023 en el pozo Calipso, uno de los puntos más profundos del Mediterráneo, junto a los cuerpos de 600 personas desaparecidas, de las cuales menos de un centenar eran mujeres y niños.

El barco que despegó llegó a Libia cinco días antes, aparentemente excediendo su capacidad de carga. En este viajaban se criaron unas 750 personas: refugiados sirios, afganos, egipcios y paquistaníes. Hombres, mujeres —varias embarazadas—, adolescentes y niños que quedan atrapados en la pensión sin posibilidad de rescate. Sólo si recuperaron 82 cadáveres y 104 hombres heridos de vida. Los acusados ​​se encontraron.

Se trata de nuevos ciudadanos egipcios de entre 20 y 40 años. La Fiscalía lo acusa de ser parte de la organización criminal que preparó el mortal viaje. Esos son inmigrantes que pagan para abordar el Adriana, que no constituyen parte de ninguna red de trata de personas y que no se conocen entre sí. El 16 de junio, apenas dos días después de las náuseas, fue un periódico de verano presente en ese momento en el que los familiares de los ahora imputados llegaron a los jueces con la noticia de que habían sido detenidos cuando fueron personificados en la Autoridad Portuaria de Kalamata para intentar aclarar si habían sobrevivido a la tragedia. Los compañeros muestran sorpresa al conocer las acusaciones y se manifiestan en todo momento cuando no se sabe ninguna.

Interrogatorios sin presencia de abogados

La Fiscalía basó sus acusaciones en el testimonio de otros náufragos que fueron interrogados en el buque del puerto de Kalamata mientras reclutaban a la Guardia Costera durante dos días. Durante este tiempo, a pesar de manifestar claros síntomas de estrés postraumático y de que varios tuvieron ataques de pánico, a los supervivientes no se les permitió salir del recinto del valle, no manteniendo contacto con el exterior. Funcionarios del Ministerio de Justicia Gris, asistidos por agentes de distintos cuerpos policiales, los interrogaron en presencia de abogados y, además, practicaron nuevas detenciones en su presencia.

El fiscal fiscal, que ha iluminado este periódico, indica que entre los acusados ​​no se encuentra el capitán de los pescadores, que se encuentra entre los desaparecidos. Ninguno de los interrogadores identificó al acusado como parte del viaje que llevó el primer cargamento desde Egipto a Libia, donde se embarcó junto con el resto del viaje. Los textos que cita la Fiscalía se identifican con varios imputados. Según su testimonio, uno de ellos ayudó al mecánico que viajaba en el puente del manillar con el capitán cuando se rompió el motor; otra respuesta el agua fue facilitada por los petroleros que les asistieron horas antes de hundirse, y una tercera instó a la calma y trató de tranquilizarse en el paso en alguno de los muchos momentos de tensión que vivieron durante el trayecto. El abad Vicky Aggelidou, que defiende una acusación que responde a las siglas SAA, cree que «las acciones que supuestamente llevaron a cabo las acusaciones no justifican en ningún caso los cargos que se le imputan».

Muebles confiscados

Los supervisores se asegurarán de que agarren la secuencia de ganchos con sus muebles y luego los guardacostas confiscarán los dispositivos. Efectivamente, en estas acciones queda claro que no sólo sus vehículos, sino todos los supervivientes, fueron requisados ​​por las autoridades, pero eso no facilitó el malabarismo con el contenido de los mismos. Los abogados defensores exigen un análisis exhaustivo de los teléfonos que el instructor negó. Las lecturas también requieren el análisis de los teléfonos de los agentes. LS920 —la embarcación que supuestamente intentó sacar la embarcación—, lo cual también fue desmentido. La Guardia Costera asegura que el sofisticado sistema de cámaras con el que está equipado LS920 no estaba funcionando en el momento del accidente.

Hay otros aspectos relevantes de la activación de la Guardia Costera Grey que no han sido descubiertos. Un informante de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) llegó a Grecia con grave negligencia. Asimismo, la Oficina de Derechos Fundamentales (ODF) de la agencia denunció que presuntamente el objetivo de las autoridades griegas no era prevenir las náuseas y que no basta con movilizar recursos para salvar la vida cuando se puede hacerlo. El documento también revela la falta de cooperación del Gobierno de Atenas en la investigación. Grecia, tras el documento publicado el pasado mes de febrero, descubrió «repeticiones insuficientes e inadecuadas teniendo en cuenta el número de pasajeros a bordo del Adriana”, y no se utilizó “de los recursos ofrecidos por Frontex”. Además, se acusa a las autoridades del país de retrasar la declaración de la operación de búsqueda y salvamento (SAR, en sus siglas en inglés) «hasta el momento del naufragio, cuando no fue posible rescatar a todas las personas a bordo», aunque «no hubo «Existe una certeza razonable» de que se enfrentan a «un peligro grave e inminente y requieren asistencia inmediata».

Cuarenta supervivientes del Adriana presentó una denuncia ante el Tribunal Naval de Grecia, organismo competente para investigar la actuación irregular de los guardacostas. Organizaciones de derechos humanos se quejan de que el tribunal afirmó que no había hecho nada en la investigación.

Incluso si todas las partes fueran citadas y estuvieran presentes en Kalamata, existe el riesgo de que el asunto se suspenda por dos razones. La primera es que la Confederación de Sindicatos de Empleados Públicos (ADEDY) ha convocado para el 21 de mayo a un juez general que podrá sumarse a los funcionarios del juez. La segunda, porque Miltiadis Zouridakis, el capitán del LS920La defensa consideró el texto más importante del caso, si se encuentra mientras prestaba servicio en la isla italiana de Lampedusa, como parte de un operativo Frontex del que forma parte de la patrulla costera y si se desconoce, estará presente a la vista.

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