sábado, julio 27

Leclerc se mantuvo en Mónaco en el podio de Carlos Sainz

Mónaco corona por fin a uno de sus nativos, una de las pocas personas que no buscan bondades de ningún tipo en el Principado, hasta que nacieron allí, entre el puerto, los ascensores y las tiendas de julio. Charles Leclerc gana su gran premio de casa, el mejor del fin de semana, en un gran retraso para Ferrari. Carlos Sainz representa un valiente podio, tercero. Fernando Alonso acaba undécimo. Max Verstappen minimiza el daño, sexto en una carrera estancada: el terrible accidente de Checo Pérez.

La salida en Munich dispersó al grupo por un exceso de optimismo. estoy encantado Kevin Magnussen, quien ha rebasado dos bólidos atados a la cuerda y tiene alma para intentar encontrarse con el Red Bull de Checo Pérez. Donde no hay hueco, donde no hay tractor como el Haas en la trazada del coche energético donde está el nórdico.

La erupción que provoca recuerda a la terrible accidente de Romain Grosjean en Baréin, de donde surgió en una bola de fuego. Magnussen cometió un suicida y su golpe desarmó al Red Bull, lo desnudó, se quedó en la parte trasera del coche, sin tres calles, media coca esparcida por el asfalto monegasco, volviendo como si condujera hasta el punto.

«Sin dios no hay espacio. Pude pasar por detrás y no solo porque salí del sitio”, argumenta Magnussen, quien obviamente sólo vio en el camino y no al criminal de su imprudente manipulación. Checo Pérez está entero Y esta es la mejor noticia, una colección de trozos de carbono partió hacia la subida en el Casino, donde recientemente se sumó Carlos Sainz.

La subida es tremenda. El español trata de adelantar a Piastri, con más cabeza que Magnussen, y subir con un pellizco de ambientación. La parada está situada en la Plaza del Casino.

A un metro más, los dos compañeros alpinos animan las calles del pasado. Ocon quiere pasar por donde no hay espacio e impacto en su contra Carro de gas. Realiza un salto acrobático y el resultado, el mal menor, es su abandono.

Todo esto en la primera vuelta del 78. Vida normal en Mónaco, un emblema de la F1 en el que puede suceder nada más tarde o convertirse en un volcán que lava constantemente todas las laderas de las montañas.

Casos 45 minutos después de esta conversación colectiva, el coche se reiniciará con los cuatro primeros (Leclerc, Piastri, Sainz y Norris) con neumáticos duros dispuestos a parar hasta el final.

Toda la adrenalina que se concentraba en la subida, ese fuego de los valientes o atrevidos para conquistar posiciones se convertía ahora en una carrera táctica, puro y duro ‘cerrojo’ porque las tripulaciones jugaban con la longevidad de los neumáticos, las distancias con sus rivales. cambiar las ruedas o no y la velocidad establecida.

Leclerc deliberadamente lleva el peso lentamente para liderar la línea. No quiero que desgasten los suyos. ruedas blancas durasNo os conviene hacerles sufrir en tiempos rápidos por la carrera, siempre y cuando ello dé un paso tranquilo por el puerto monegasco ante la imposibilidad de avanzar, a menos que consiga llegar a la orilla estrellada.

Más de cuatro veces de todos los conductores de esta tesis. Conduce despacio y conserva los neumáticos hasta el final. «¿Puedes ser más lento?», le pregunta el nuevo ingeniero a Leclerc. «¿Para qué?», contesta el dirigente. “Para evitar que McLaren (Norris) realice un desfile libre”.

Verstappen, sí.

Mónaco está ocupado determinando las calles en el garaje. Hamilton intenta adelantar a Verstappen (sexto) avanzando con su cambio de rueda, y el líder del Mundial lo hace con Russell para situarse quinto.

Todos esto la carta de Alonso es un entrenamiento público. Tours y recorridos al circuito de la ciudad donde vive. Freno al grupo final, donde Ricciardo, Bottas y su compañía compiten por última vez.

Carlos Sainz es uno de los cuatro tripulantes del grupo de cabeza. Siempre en el grupo, sin un segundo en la distancia, cómodo muchas veces y agotado por el ataque de Norris en la parte final. Aguanta español, se hace fuerte en esa curación y obtiene un podio de gran valor.

Leclerc no quiere más sorpresas ni disgustos. Abriendo el Ferrari, deja a Piastri y firma una mera victoria porque era final de semana con una actuación estelar.

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